La Cual A Su Tiempo Mostrará El Bienaventurado Y Solo Soberano, Rey De Reyes, Y Señor De Señores. 1ª Timoteo 6:15
El libro, Cuando las Cosas Malas
le Suceden a la Gente Buena, escrito por el rabino Harold Kushner, fue aclamado
ampliamente como el mejor vendido en 1981. La crítica literaria lo describió
como: Enternecedor, que llega al corazón, sabio y compasivo, es la obra que la
humanidad necesita. Esta trata de explicar una tragedia ocurrida a la familia
del rabino, y concluye diciendo que el autor del libro de Job "obligado a
escoger entre un buen Dios poderoso que no es completamente poderoso, o un Dios
que no es totalmente bueno.
Escoge creer en un Dios
bondadoso". Según el punto de vista del rabino acerca de la enseñanza de
Job, "Dios desea que el justo disfrute una vida pacífica y feliz, pero a
veces, incluso El, no puede hacer que eso suceda, y le es muy difícil evitar
que la crueldad y el caos reclamen sus víctimas inocentes".
Naturalmente, el rabino Kushner
no está solo en su observación del control soberano de Dios sobre todos los
acontecimientos de nuestras vidas. Los cristianos, y los que no lo son, frecuentemente
hablan de tribulaciones y accidentes, de circunstancias fuera de nuestro control
(y presumiblemente también del de Dios), de cosas que suceden eventualmente. A través
de los siglos, la enfermedad, el sufrimiento y el dolor han hecho surgir
preguntas acerca del dominio y cuidado de Dios por su creación.
La presunción implícita en la
mente de muchos es: Si Dios es poderoso y bueno, ¿por qué hay tanto
sufrimiento, dolor y angustia en el mundo? Dios es bueno y no Todopoderoso o poderoso
y no del todo bueno. No puede ser las dos cosas.
LA PROVIDENCIA DE DIOS
La Biblia nos enseña que lo
encontramos en dos formas: Dios es soberano (Todopoderoso) y es bueno. La
instrucción de la Biblia en este aspecto es reafirmada bajo el tema que los
teólogos llaman la providencia de Dios. Este es un término que con frecuencia
usamos los creyentes para reconocer su aparente intervención en nuestros asuntos.
Por ejemplo, cuando doy mi testimonio, siempre digo algo parecido a:
"Cuando reconocí que no podía vivir la vida cristiana solo, en la Armada,
Dios, en su providencia, me permitió conocer a Los Navegantes" (una organización
Cristiana).
Al hacer esta afirmación quiero
enfatizar que Dios controló y arregló ciertas circunstancias de mi vida, de tal
manera que un resultado específico, en este caso, ponerme en contacto con Los Navegantes,
era inevitable que sucediera.
No obstante, hay dos
procedimientos erróneos en la forma en que nos referimos a la providencia de
Dios. Por un lado, casi siempre relacionamos "la providencia de Dios"
con acontecimientos aparentemente "buenos". Fue bueno para mí conocer
a Los Navegantes, y por lo tanto estoy contento de atribuírselo a la
providencia de Dios. Pero usted por lo general nunca oye decir algo así como,
"en la providencia de Dios tuve un accidente y quedé paralítico".
Como el rabino Kushner, rehusamos atribuirle las cosas "malas" a la intervención
de la mano de Dios.
El segundo procedimiento con el
uso popular de la expresión "la providencia de Dios", consiste en que
inconsciente o deliberadamente, creemos que El interviene en situaciones específicas
en nuestras vidas; pero la mayoría de veces es según nosotros, sólo un espectador
interesado. Cuando pensamos de esa manera, aún sin quererlo, limitamos el control
de Dios en nuestras vidas a un suceso de parar y continuar, entrar y salir.
Nuestra actitud inconsciente es la de creer que en otras situaciones somos
"amos de nuestro destino" o, por el contrario, víctimas de
circunstancias adversas o personas desconsideradas que se cruzan en nuestro
camino.
Sin embargo, la iglesia ha usado
históricamente la providencia de Dios para referirse a su constante protección
y gobierno sobre toda la creación. El famoso teólogo J. I. Packer, define la
providencia de Dios como "la incesante actividad del Creador por medio de
la cual, en abundante gracia y benevolencia, sostiene a sus criaturas en una
existencia ordenada; guía y gobierna todos los eventos, circunstancias y actos
libres de los ángeles y los hombres dirigiendo todas las cosas a un objetivo:
Su propia gloria". Observe los términos absolutos que Packer usa:
"Incesante actividad", "todos los eventos... todos los actos",
"dirige todas las cosas". En esta definición es evidente que no
existe un concepto de parar y seguir, es decir, no existe gobierno de medio
tiempo por parte de Dios.
La definición de Packer acerca de
la providencia de Dios es muy completa y, creo, muy precisa, ceñida a la
Escritura. He desarrollado por mi cuenta, una definición un poco más corta que
puedo recordar con más facilidad:
La providencia de Dios es su
constante cuidado y gobierno absoluto sobre toda su creación para su gloria y
el bien de su pueblo. Observe de nuevo, los términos ilimitados: Preocupación
constante, gobierno absoluto, toda creación. Nada escapa a su cuidado y
control, incluso el virus más pequeño.
Pero observe también el doble
objetivo de la providencia de Dios: Su gloria y el bien de su pueblo. Estos dos
propósitos nunca se oponen, pues siempre guardan relación. Dios nunca busca su
gloria a expensas del bien de su pueblo, ni busca nuestro bien a expensas de su
gloria. El ha diseñado su propósito eterno para que su gloria y nuestro bien
estén estrechamente unidos. ¡Qué consuelo y tranquilidad debe ser para
nosotros! Si vamos a aprender a confiar en Dios en la adversidad, también
debemos creer que así como Dios no permitiría que nada arruinara su gloria, tampoco
permitirá que nada dañe el bien que está ejerciendo en y por nosotros.
En él capítulo uno pregunté:
"¿Puede usted confiar en Dios?" Y observaba que en primer lugar la
pregunta significa: "¿Es Dios confiable?" ¿Puede El cuidar siempre dé
nosotros (es soberano), y siempre cuida dé nosotros (es bueno)? La doctrina de
la providencia de Dios afirma claramente que podemos confiar en El, que El si
cuida de nosotros permanentemente (no solo de manera ocasional) y gobierna
todas las circunstancias de nuestras vidas.
Para lograr mayor beneficio y
comprensión de la enseñanza bíblica acerca de la providencia de Dios, necesitamos
analizar otro aspecto de ésta, y es su acción sustentadora al mantener y
conservar su creación.
DIOS SUSTENTA
La Biblia enseña qué Dios no solo
creó el universo, sino que lo sustenta y mantiene dia tras dia, hora tras hora.
La Escritura afirma: "El Hijo, quién sustenta todas las cosas con la palabra
de su poder"... (Hebreos 1:3) y "todas las cosas en él
subsisten". (Colosenses 1:17). El teólogo A. H. Strong dijo:
Cristo es el creador y
sustentador del universo... en El, este se sostiene, o se mantiene unido hora
tras hora. La firme voluntad de Cristo constituye la ley del universo, y lo
hace un cosmos y no un caos, así como su voluntad lo hizo existir desde el
principio.
Todas las cosas le deben su
existencia a la continua acción sustentadora de Dios ejercida por medio de su
Hijo. Nada subsiste porque tenga su propio poder inherente de ser. Nada en toda
la creación permanece o actúa independientemente de la voluntad del Señor. Las
llamadas leyes de la naturaleza no son otra cosa que la física expresión de la
firmé voluntad de Cristo. La ley de la gravedad opera con incesante exactitud
porque Cristo continuamente hace que así sea. La silla en la que estoy sentado
mientras escribo estas palabras, se mantiene unida porque los átomos y
moléculas de la madera están en su lugar por su activa voluntad.
Las estrellas continúan su curso
porque El las mantiene allí. La Escritura dice que "El saca y cuenta su
ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará". (Isaías 40:26).
La acción sustentadora de Cristo
va más allá de la creación inanimada; la Biblia dice que le da vida a todo
(Nehemías 9:6). "El es quién cubre de nubes los cielos, el que prepara la lluvia
para la tierra, el que hace a los montes producir hierba. El da a la bestia su mantenimiento,
y a los hijos de los cuervos que claman" (Sal. 147:8-9). Dios no sólo creó
y luego se fue, sino que constantemente sostiene lo que hizo.
La Biblia también enseña que El
nos mantiene a usted y a mí. "El es quién da a todos vida y aliento y
todas las cosas... Porque en El vivimos, y nos movemos, y somos". (Hechos 17:25-28).
El suministra nuestro alimento diario (2 Corintios 9:10). Nuestros tiempos están
en sus manos (Sal. 31:15). Cada bocado que comemos es un regalo que viene de su
mano, y cada día que vivimos está determinado por El, quién no nos ha
abandonado a nuestros propios recursos, al capricho de la naturaleza o a las
acciones siniestras de otras personas.
El constantemente sustenta,
provee y cuida de nosotros en todo momento de cada día. ¿Se daño su carro
cuando menos tenía dinero para pagar la reparación? ¿Perdió una importante reunión
porque el avión en el que iba a viajar tuvo problemas mecánicos? El Dios que controla
el curso de las estrellas, también controla las tuercas, tornillos, todas las
partes de su carro y del avión en el que iba a viajar.
Cuando niño tuve un grave caso de
sarampión. Aparentemente el virus me afectó dejándome ciego del ojo derecho y
sordo del oído del mismo lado. ¿Tenía Dios el control de ese virus o
simplemente fui víctima de una enfermedad infantil? El cuidado que Dios efectúa
de su universo momento a momento y todo en él, no me deja otra alternativa que
la de aceptar que el virus en realidad estaba bajo su mano controladora. Dios
no estaba distraído cuando el virus afectó los nervios de mi oído y los
músculos de mis ojos. Si vamos a confiar en Dios, debemos aprender a aceptar
que El está trabajando continuamente en cada aspecto y momento de nuestras
vidas para nuestro supremo bien final.
DIOS GOBIERNA
La Biblia también enseña que Dios
gobierna el universo, es decir, no sólo a la creación inanimada, sino también
las acciones de todas las criaturas, tanto hombres como animales. El es llamado
el gobernante de todas las cosas (1 Crónicas 29:12); "bienaventurado y
solo Soberano" (1 Ti. 6:15), "con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin
vuestro Padre" (Mateo 10:29). Jeremías pregunta: "¿Quién será aquel
que diga que sucedió algo que el Señor no mandó?" (Lamentaciones 3:37).
"Y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes
de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?"
(Daniel 4:35). "El Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a
quien él quiere lo da" (Daniel 4:17).
Nadie puede obrar fuera o en
contra de la soberana voluntad de Dios. Hace muchos siglos, Agustín dijo:
"Por lo tanto, nada sucede a menos que el Omnipotente quiera que suceda;
El permite que pase o hace que ocurra". Phillip Hughes dice: "Sin
embargo, bajo Dios, todas las cosas sin excepción, están absolutamente
controladas, aunque parezca todo lo contrario". Nada es tan grande o tan
pequeño para escapar de la mano soberana de Dios.
La araña construyendo su red en
el rincón, y Napoleón guiando a su ejército a través de Europa, están bajo el
control de Dios.
Tan invencible como
incomprensible es el gobierno de Dios. "Sus caminos son más altos que los
nuestros" (Isaías 55:9). ¡Cuán insondables son sus juicios, e
inescrutables sus caminos! (Romanos 11:33). Con frecuencia la soberanía de Dios
es cuestionada, porque el hombre no comprende lo que El está haciendo, puesto
que no actúa como nosotros pensamos que debería hacerlo.
¿DIOS O EL AZAR?
Entonces, esto es divina
providencia: Dios sosteniendo y gobernando su universo, Dios trayendo todos los
eventos al fin indicado. Sin embargo, hoy esta doctrina es poco aceptada. El no
cristiano, por lo general, ha excluido el acto creador de Dios y su providencia,
puesto que para él, todos los eventos están en manos del destino o el azar.
En el libro del rabino Kushner,
titulado Cuando las Cosas Malas le Suceden a la Gente Buena, él pregunta:
"¿Puede usted aceptar la
idea de que algunas cosas ocurran sin ninguna razón, y que el azar existe en el
universo?" Hablando de la dirección que toma un incendio forestal, él pregunta:
"¿Existe una explicación de por qué el viento y el clima se combinan para
dirigir el fuego en un día determinado hacia algunas casas y no a otras, atrapando
a algunas personas y dejando a otras? o ¿Es pura cuestión de suerte?"
En otra parte, el rabino nos
recuerda que las compañías de seguros se refieren a los terremotos, huracanes,
tornados y diferentes desastres naturales, como a "actos de Dios".
Entonces, él nos dice: "Lo
considero como un caso en que se usa el nombre de Dios en vano. Yo no creo que
un terremoto que mata a miles de personas inocentes sin ninguna razón, sea un
acto de Dios. Es un suceso de la naturaleza que es moralmente ciega, sin valores;
que se agita, siguiendo sus propias leyes, sin importarle a quién o qué se
lleva por delante".
El azar, la suerte, la fortuna,
el destino. Esta es la respuesta del hombre moderno a la antigua pregunta
"¿por qué?" Como es lógico, si uno descarta toda la idea de Dios,
como lo hacen tantos, entonces, no hay otra alternativa. Muchos, aunque no
rechazan la idea de El, han fabricado un Dios a su estilo. El deísmo del siglo
XVII elaboró un Dios que, creó un universo y luego se alejó para dejarlo que
siguiera de acuerdo con sus propias leyes naturales y recursos humanos. Hoy,
muchas personas son deístas practicantes.
Incluso hay cristianos hoy, que
piensan como deístas. Muchos de ellos aceptan el concepto de la soberanía de
Dios, pero creen que El prefiere no ejercerla en las actividades diarias de
nuestras vidas. Como lo expuso un escritor: "Sabemos que Dios es soberano,
pero también sabemos que en su soberanía, nos ha puesto en un mundo de pecado y
sufrimiento, al cual no somos inmunes".
En su bien conocida afirmación
acerca de los pajarillos, Jesús dijo: "¿No se venden dos pajarillos por un
cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre... Así que, no
temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos" (Mateo 10:29-31). Según
Jesús, Dios ejerce su soberanía en todos los eventos, incluso en la vida y
muerte de un pajarillo casi sin valor aparente. Pero aquí la enseñanza
principal de Jesús es: Si Dios ejerce su soberanía con respecto a los
pajarillos, con mayor razón la ejercerá sobre sus hijos.
Aunque es realmente cierto que el
amor de Dios para nosotros no nos hace inmunes al dolor y la angustia, también
es cierto que todas las ocasiones de dolor y adversidad están bajo el absoluto
y perfecto control de Dios. Si El controla las circunstancias del pajarillo,
cuánto más lo hará con aquellas circunstancias que nos afectan. Dios no se
aleja dejándonos a merced de eventos al azar, sin control.
Un padre viajó con su hijo a otra
ciudad en un avión privado para dar su testimonio en una reunión evangelística.
Durante el viaje se encontraron con una tormenta eléctrica, la cual hizo que el
avión se estrellara, y padre e hijo murieron. Un amigo cristiano, en un esfuerzo
por consolar a la desolada esposa y madre le dijo: "De una cosa puedes
estar segura: Dios no tuvo nada que ver en ese accidente". Según este
amigo, Dios estaba, aparentemente, mirando a otro lado cuando el piloto tuvo
dificultades.
Yo leí una afirmación blasfema de
alguien que dijo: "El azar es el seudónimo que Dios usa cuando no quiere
utilizar su nombre". Muchos cristianos lo están haciendo hoy por Dios. Con
frecuencia, no desean aceptar que El está obrando, porque no entienden cómo lo está
haciendo, y han elegido sustituir la doctrina del azar por la de la divina
providencia.
BUENO PERO NO SOBERANO
Junto con la doctrina del azar,
muchos cristianos también están comprando la filosofía expuesta por el rabino
Kushner de que Dios es bueno pero no soberano.
Una escritora cristiana, por
ejemplo, habla de su dolor como algo que es totalmente frustrante para Dios, y
le agradece por ser su dedicado, cariñoso y frustrado Padre celestial.
Enfrentada al dilema de cómo un
Padre amoroso y soberano le puede permitir experimentar esa pena tan dolorosa,
ella encontró alivio en la creencia de que Dios se sentía realmente frustrado
por su dolor, derramando lágrimas con ella, incluso como puede llorar una madre
por el sufrimiento de su hijo.
Hay que reconocer la posición de
esta escritora quien había sufrido un severo dolor durante meses. Como alguien
que ha experimentado un dolor menos fuerte y sólo durante varias semanas en
cualquier momento, me doy cuenta de que no me he puesto en su lugar, no he
luchado con el amor de Dios hasta el grado en que le ha tocado a aquella mujer
en medio de un dolor insoportable. Pero, como se ha observado tan
frecuentemente, debemos afirmar nuestras creencias en la Biblia, no en nuestras
experiencias. La Biblia no deja lugar a dudas, Dios nunca se frustra, "y
no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?"
(Daniel 4:35). Es cierto que Dios
está involucrado en una guerra invisible con Satanás, y que las vidas del
pueblo de Dios son campos de batalla, como se vio en el ejemplo de Job.
Pero, aun aquí Satanás tuvo que
pedirle permiso a Dios para tocar su pueblo. (Ver Job 1:12, 2:6 y Lucas.
22:31-32). Aun en esta guerra invisible, Dios es soberano.
La autora Margaret Clarkson,
quien ha sufrido toda la vida dijo: "Que Dios en realidad es tan bueno
como poderoso, es uno de los principios básicos de la creencia cristiana".
Admitimos que con frecuencia
somos incapaces de reconciliar la soberanía y bondad de Dios frente a una gran
tragedia o adversidad personal; pero también creemos que, aunque a menudo no
entendemos los caminos de Dios, El está obrando soberanamente en todas nuestras
circunstancias.
Todos, creyentes y no creyentes,
experimentamos ansiedad, frustración, dolor y decepción. Algunos sufren intenso
dolor físico y lo que llamamos “tragedias”. Pero lo que debería distinguir el
sufrimiento tanto de los creyentes como de los que no lo son, es la confianza
en que nuestra adversidad está bajo el control de un Dios Todopoderoso y amoroso.
Nuestro sufrimiento tiene significado y propósito en su plan eterno, y El trae a
nuestras vidas sólo lo que es para su gloria y nuestro bien.
(Daniel 9:14) Justo es Jehová
nuestro Dios en todas sus obras que ha hecho.